El Sistema Wakami

En Wakami inspiramos a las personas que usan nuestros productos y transformamos la vida de quienes lo producen.

Estamos conformados por dos organizaciones que trabajan mano a mano: una fundación que brinda capacitación profesional a grupos rurales de mujeres y una empresa social que diseña y exporta productos hechos a mano de Wakami fabricados por estas mujeres para el mercado global.

Resultados e Impacto

Historias para compartir

ALEJANDRA

Me llamo Alejandra, soy emprendedora, tengo 38 años y soy la líder de Artesanías Candelaria. De pequeña con mi familia vivíamos en una finca, era muy alegre porque había libertad para jugar, correr e ir al río con mis ocho hermanos. Mi papá nunca nos dejó trabajar en el campo, sólo podíamos ayudar a mi mamá en la casa. Eso, sin embargo, hizo difícil que yo no pudiera seguir estudiando.  Por eso, a los 14 años me fui con mis hermanas a buscar trabajo en la ciudad. Estuve más de 10 años en la capital.

De niña no sabía que existían los sueños, no me enseñaron a superarme y ponerme metas. Yo no soñaba en tener una mejor vida. Yo aprendí a soñar hasta que trabajé con wakami. Aunque no tengo estudio pero mi trabajo me ha dado la oportunidad de que mi hija se gradúe. Mi hija tiene 18 años, estudia Matemáticas en la universidad los fines de semana, y entre semana es maestra de matemática y computación en en un colegio.

Las mujeres de Artesanías Candelaria esperamos seguir adelante y crear un cambio en las comunidades e incluso Guatemala. Queremos demostrar que en las comunidades se puede. Algún día nuestros sueños se harán realidad. La mayoría de nosotras hemos seguido adelante por nuestros hijos.

Hay oportunidades pero hay que buscarlas, tomarlas y trabajar en ellas. Lo que nosotros necesitamos son oportunidades y saber aprovecharlas.

ANNIE

Me llamo Annie, tengo 34 años y trabajó en “Producciones Kastajem” en Magdalena Milpas Altas. Nunca había podido salir a trabajar porque tengo dos hijos que padecen de insuficiencia renal y los tengo que cuidar. Sin embargo, hace 10 años wakami me dio trabajo cuando nadie más quería hacerlo.

El trabajo que nos ha dado wakami ha sido una bendición en nuestras vidas.

JUANA

Mi nombre es Juana, tengo 36 años y trabajo en Producciones Victoria. Cuando apenas tenía dos años mis padres salieron huyendo de la comunidad a la sierra por la guerra. Yo soñaba con estudiar y sólo fui un año a la escuela porque  mi mamá no creía que las niñas tuviéramos derecho a estudiar. A pesar de eso aprendí a escribir con carbón en madera.  Regresamos a la comunidad cuando ya tenía 15 años, me casé y un año después tuve a mi primer bebé. Decidí estudiar primaria a los 18, luego seguí estudiando los básico mientras les enseñaba a otras mujeres a leer.

Antes de trabajar en wakami trabajaba en la capital como traductora pero dejaba a mis hijos en la casa y no los estaba viendo crecer.

También le ha dado una beca a uno de mis hijos. Sigo soñando con graduarme como bachiller, pero mis sueños han cambiado desde que tuve a mis hijos y les doy prioridad a su educación. Anhelo que mis seis hijos se gradúen. Gracias a Dios el sueño se está cumpliendo porque mi hijo mayor ya se es bachiller. Estoy feliz de tener un trabajo con el cual puedo apoyar a mi familia.

MARLA

Mi nombre es Magda, tengo 39 años y soy la líder de Producciones Kastajem. Hace 10 años que trabajo con wakami y mi vida ha cambiado mucho. Antes creía que las mujeres nacíamos para ser amas de casa y una vez lo lográbamos se acababa todo. Cuando comencé a capacitarme con wakami lo hacía a escondidas para evitar problemas con mi esposo. wakami me hizo ver mi valor y el de las mujeres en la sociedad. En mi familia no creían que las mujeres debían de estudiar. Rompí con ese paradigma porque mi hija hoy estudia en la universidad.

Antes soñaba con tener una casa bonita. Ahora ya la tengo. He logrado muchos sueños con wakami y mi siguiente sueño es tener el segundo nivel de mi casa finalizado. El trabajo me ha dado recursos que he tratado de aprovechar un  101% para que mis hijos tengan una mejor vida.

Cada vez que hacemos una pulsera yo quiero que esa pulsera lleve positivismo y esperanza, que conecte al cliente con nuestros sueños.

Somos más de 500 mujeres, detrás de nosotros hay un montón de personas que dependen de nuestros ingresos. Me encanta y me apasiona mi trabajo. Sueño con un mundo feliz y que hayan más familias felices alrededor de nosotros ¿Y cómo se logra eso? Pues generando más empleos para nuestra comunidad.