NUESTRA FUNDADORA
Wakami comienza con un sueño. Después de graduarse de la Universidad de Cornell con una maestría en biología, María Pacheco regresó a Guatemala. El conflicto armado interno había destruido gran parte de la infraestructura del país y las personas que más sufrían eran mujeres y niños de comunidades rurales que enfrentaban violencia, desnutrición y desplazamiento. María, soñaba con restaurar los ecosistemas del país.
El primer sueño: El Conejo de Sacalá
En una alianza con agricultores del área de Sacalá, María comenzó a plantar árboles. Para hacer el proyecto sostenible, comenzaron a vender juguetes de madera y decoración para el hogar. Con los años este proyecto ha crecido, apoyando a más de 2,500 agricultores guatemaltecos del área rural.
Un Pedido Especial
En el 2003 cuando se declaró la hambruna en Guatemala, María visitó una de las aldeas remotas afectadas y lo que ella experimentó cambió su vida. Las madres de esa comunidad tenían que elegir qué niños comerían y cuáles recibirían atención médica. Sus decisiones se reducían a la vida o la muerte. Cuando María le preguntó a una madre que sostenía a su hijo enfermo qué podía hacer para ayudar, la madre respondió:
“Si puedes vender lo que producimos, el resto lo podemos hacer”.
A partir de ese momento, María comenzó a crear cadenas de valor que conectaban a las comunidades de productores con los mercados globales. En colaboración con su prima, Queta, María estableció Wakami, una marca de accesorios de moda ética. Inspirada por un poema que María escribió en la universidad, Wakami comenzó a entrenar y colaborar con artesanos en aldeas remotas para crear pulseras tejidas.
Con los años, Wakami se ha convertido en un ecosistema social que conecta a las comunidades rurales con los mercados globales para generar ingresos y transformar los ciclos de pobreza en ciclos de prosperidad sostenida .